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Habéis visto «Del revés»??? Me encanta, creo que es genial como han representado las distintas emociones que todos experimentamos. En ella explican muy bien todo lo que ocurre ahí arriba en nuestra cabecita que es la que rige todo nuestro ser. Cuando hablan de los recuerdos esenciales que son los que definen y forman las diferentes partes de nuestra personalidad, eso me evoca  pensar en cuando era una niña e iba a acompañar a mi abuela al Economato ( a algunos os sonará a chino, pero así se llamaba) a llevar los cascos de las botellas y luego me daba pan con aceite y azúcar para merendar,  estos recuerdos aunque parezcan una tontería,  forman parte de la persona que soy hoy, el cariño con el que mi abuela me daba esa rebanada de pan, me recuerda  lo importante que son las tradiciones y las costumbres que pasan de generación a generación,  otro de mis mayores recuerdos y que hoy sigo disfrutando son las torrijas de mi madre,  me chiflan y a aunque yo sigo su receta, no me salen tan bien como a ella.
Este postre tradicional no tiene mucho misterio, quien no ha hecho torrijas? Yo creo que el secreto está en el cariño que ponen las madres y las abuelas en hacerlas, más que en la propia receta.
Hoy como homenaje a esos recuerdos de nuestra infancia,  comparto con vosotros la receta de las torrijas que hace mi madre.
*En esta ocasión, hice también el pan para las torrijas, os dejo enlace de la receta
Ingredientes:
1 barra de pan normal o especial para torrijas*
1 L o 1 1/4 L de leche
8 cucharadas de azúcar
2 barritas de canela
4 huevos
1 L de aceite suave (nosotras usamos el de girasol)
Azúcar y canela para decorar
Preparación:
Cortamos el pan en rebanadas y lo disponemos en una fuente o recipiente grande con fondo, reservamos.
Calentamos la leche junto con las barritas de canela. Cuando la leche este caliente añadimos las cucharadas de azúcar, así se disuelve mejor y removemos. Una vez se haya disuelto el azúcar,  retiramos del fuego y dejamos reposar un ratito tapado con un paño para que la leche infusione y coja el aroma de la canela.
Después retiramos las barritas de canela y vertemos la leche poco a poco,  ayudándonos de un cazo, sobre las rebanadas de pan y dejamos que el pan vaya empapándose.
Dejamos reposar una hora, en la que de vez en cuando iremos dando la vuelta a las rebanadas para que se empapen bien por los dos lados. En caso de ser necesario añadiremos más leche.
Transcurrido este tiempo,  vamos con el paso final, este quizás sea el más engorroso, pero vale la pena.
Primero prepararemos las fuentes o platos donde pondremos las torrijas al final de la preparación,  en ellos ponemos papel de cocina y espolvoreamos con una mezcla de azúcar y canela.
Batimos los huevos y reservamos. Es mejor organizarse bien así que nos haremos a la idea de que esto es como el trabajo en cadena,  preparados los huevos, ponemos el aceite a calentar, en una sartén preferiblemente honda,  tipo wok es ideal. El aceite debe estar bien caliente, cuando vemos que empieza a humear es que esta listo.
En este momento comenzamos nuestra cadena, cogemos una a una las rebanadas de pan y las mojamos en el huevo,  de forma que quede bien impregnada, seguidamente la sumergimos en el aceite con mucho cuidado de no quemarnos y vuelta y vuelta. Las sacamos y las vamos disponiendo en las fuentes que hemos preparado anteriormente. Espolvoreamos cada torrija con la mezcla de canela y azúcar y dejamos enfriar. Seguiremos este proceso con todas,  y listo.
Tienen buena pinta…verdad? Espero que os haya gustado, a mi madre le salen exquisitas…
Las fotos las hice el año pasado para participar con la receta en un concurso de canal cocina (La abuela Lolita). Pero me quede pendiente de subir la receta al blog.
Vamos con la anécdota de Valentina:
Este fin de semana, han organizado una Feria Medieval cerca del Ayuntamiento.  Cuando fuimos a pasear y ver los puestos, había gigantes y cabezudos para animar la fiesta, por supuesto Valentina que lleva una temporada que cualquier persona que lleve una mascara o vaya disfrazada le da miedo, en cuanto vio al primero aparecer quería marcharse, así que nos metimos al centro comercial de al lado hasta que pasarán, pero la pobre seguía oyendo el jolgorio que tenían montado y decía: Mama, que vienen los tontos…¡¡¡ Jajajaja
Como siempre, agradeceros que hayáis dedicado un ratito a leerme, me hace muchísima ilusión que me dejéis algún comentario, y si queréis preguntarme cualquier cosa, yo estaré encantada en responderos por aquí o través de las redes sociales si decidís seguirme…¡¡¡Hasta pronto!!!
 ¡¡¡Dulces Postres!!!